Por: Jesús
Méndez Jiminián
“La primera ley de la amistad es pedir a los amigos cosas honradas y
hacer cosas honradas por los amigos”. CICERÓN
Perth Amboy, en el estado de New Jersey, vivió
recientemente momentos difíciles, aterrorizantes, macabros y humillantes sólo
comparables a los que vemos en películas de terror o en las pasadas dictaduras
militares de Latinoamérica. Muchos de sus ciudadanos con derecho al voto fueron
sometidos a interrogatorios tortuosos; vejados de este derecho universal y cuestionados
injustamente de ¡hasta por quién votaron! Cosa insólita en una democracia como
la norteamericana.
Y, todo lo anterior, sólo por hacerle de ver al
pueblo de Perth Amboy, que en el llamado “Team
de la alcaldesa” hay dinero, olor a poder y voluntad para
comprar conciencias a cualquier precio con sólo pedir un deseo…Pero, la
justicia de Dios es ley divina entre los hombre.
Lo ocurrido en las pasadas elecciones de mayo
12 (repetidas por decisión judicial), para el Concilio de la ciudad, y elegir
entre dos candidatos al que representaría a sus conciudadanos, deja una gran
lección a la vista de todos para el llamado “Team de la alcaldesa”: Sencillamente “le crecieron las narices como a Pinocho”.
Y, la otra lección para el candidato perdedor
en la ocasión, por el llamado “Team de la
alcaldesa” es: el de dos derrotas y
un estrepitoso fracaso difícil de superar en el terreno político, y quizás, en
el de las relaciones humanas por las heridas profundas dejadas en muchos,
incluida la comunidad dominicana.
El autor es escritor dominicano
Perth Amboy, NJ
Mayo 17, 2015