Por Luis Armando Cordero
"La política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez." ~ Winston Churchill
En 1895 Winston Churchill viajó a Cuba, donde observó los combates entre las tropas españolas y los rebeldes. El periódico The Daily Graphic, de Nueva York, financió su viaje a cambio de que escribiera artículos sobre lo que fuera viendo.[1]
La idea de buscar un poco de acción en los acontecimientos de aquella época trajo a a don Winston a visitar las operaciones militares españolas contra los rebeldes todo esto casi un año después de graduarse en la Escuela Militar de Sandhurst, en diciembre de 1894.[2] Poco después, Churchill ingresa como alférez en el 4º Regimiento de Húsares, una unidad que, por cierto, habia combatido en la Guerra Peninsular -de Independencia para los españoles-la Primera Guerra Afgana y la Guerra de Crimea. Apenas unos meses después de su incorporación, a finales de febrero de 1895, los dirigentes independentistas cubanos llevaron a cabo una nueva insurrección. El General Emilio Calleja, capitán general de Cuba, subestimó las fuerzas de sus adversarios. Sin embargo, el desembarco en la isla de José Martí, Maximo Gómez y los hermanos Antonio y José Maceo galvanizó a los rebeldes de tal modo que la insurrección alcanzó cotas alarmantes para Madrid.
Como resultado de aquello, el liberal Práxedes Mateo Sagasta envió un contingente de más de 8.000 hombres como refuerzo a la guarnición militar de la isla caribeña.
Fué en ese tiempo cuando Churchill y un compañero, Reginald Barnes, conocido como Reggie, llegaron a la isla a finales de noviembre. Apenas unos días después, el 28 de noviembre, fueron encamados a una columna comandada por el general Álvaro Suárez Valdés. Este alto mando de origen astuariano, cuya carrera también estaba estrechamente ligada a Cuba había llegado desde la Península en febrero de 1895, tras proclamarse el nuevo conato rebelde.
Suárez Valdés recibió a Churchill y a Barnes en su destacamento. Durante una semana, los dos jóvenes oficiales británicos, destacados como observadores militares, tuvieron ocasión de acompañar a los efectivos del general en su lucha contra los mambíses. Precisamente, estando en el teatro de operaciones, el 30 de noviembre, Churchill celebró su 21 cumpleaños.
La estancia de Churchill en Cuba supuso una intensa polémica en la prensa británica y estadounidense, por lo general alineada con los rebeldes. Por su actuación en la batalla y por su imparcialidad en sus escitos el alto mando español en Cuba solicita para él –y para Barnes– la concesión de la Cruz Roja al Mérito Militar. Churchill tuvo que explicarse, especialmente al conocerse que el alto mando español en Cuba había solicitado para él -y para Barnes- la concesión de la Cruz Roja al Mérito Militar "No he disparado un solo tiro de revólver. He sido miembro del Estado Mayor del general Valdés por cortesía, y soy condecorado con la Cruz Roja únicamente por cortesía", aseguró a los medios de comunicación.
La propuesta de concesión fue cursada el 6 de diciembre de 1895 y concedida el 25 de enero de 1896 para ambos huéspedes del general Suárez Valdés.
Churchill tenia puntos de vista muy claros con relación a la Guerra de Cuba. El sentía una simpatía natural por los pueblos que buscaban su libertad e independencia. El se dio cuenta que "el clamor de los cubanos por independencia nacional era unánime". En su primera expedición que había escrito lo siguiente: "Los insurgentes logran una adhesión continua. No hay duda de que poseen la simpatía de toda la población."[3]
Sin ocultar sus críticas a la autoridad española, Churchill, que aprovechó el viaje para ganarse algún dinero publicando algunas crónicas ya análisis sobre la situación cubana, daba una versión sobre ésta mucho más alternativa. El 15 de febrero de 1896 aseguraba en la Saturday Review que "la victoria rebelde ofrece poco bueno al Mundo en general o a Cuba en particular, insistiendo en que "aunque la administración española sea mala, un gobierno cubano sería peor, igualmente corrupto, más caprichoso y muchisímo menos estable". Vistos los epitetos dedicados a la presencia española en Cuba, las opiniones de Churchill lo situaban como un raro pro-español en aquél momento.[4]
De Cuba, además de su afición por la siesta y los habanos, Churchill sacó en claro una campaña de autopromoción impagable, la Cruz Roja la Mérito Militar y la Medalla de la Campaña de Cuba, concedida por el gobierno español en 1914, ya siendo Lord del Almirantazgo, tras su aprobación por aquél.
Fuentes de Internet:
1. "Curiosidades de la guerra". http://wicho621.fullblog.com.ar
2. Foro Punto de Encuentro 1898, "Wiston Churchill en la Guerra de Independencia de Cuba". http://1898.mforos.com
3. Randolph Churchill, "Winston Churchill in Cuba", http://www.spanamwar.com
4. Foro: Personajes de la Historia de España y Países Hispanohablantes, " Churchill y la Guerra de Cuba". http://www.elgrancapitan.org
El autor es Vice Presidente de la Fundación Encuentro Histórico Hispanoamericano residente en Guayama, Puerto Rico.
0 comentarios:
Publicar un comentario