Por Jesús Méndez Jiminián
Considerada por muchos como el conflicto
armado más importante de la historia dominicana del siglo XX. Se le conoce
también con el nombre de la Revolución del 65, o como la Revolución de Abril.
La causa fundamental de este hecho radica en que un sector militar de las
Fuerzas Armadas se lanzó a reponer en el poder al Presidente constitucional, Profesor
Juan Bosch, derrocado por un sector oligárquico, la CIA y altos funcionarios
del Gobierno de Kennedy, el 25 de
septiembre de 1963, y así restaurar la Constitución de 1963.
La Vanguardia de este trascendental
episodio estuvo encabezada por los coroneles Rafael Tomás Fernández Domínguez, Francis Caamaño y Miguel Ángel
Hernando Ramírez, entre otros. Los militares constitucionalistas y combatientes
civiles tomaron las calles el 24 de Abril de 1965, y una vez en el Palacio
Nacional instalaron con el apoyo de Bosch, en el exilio, a José Rafael Molina Ureña
como Presidente provisional. La Revolución tuvo el giro de guerra civil cuando
sectores recalcitrantes del ala militar, dirigidos por el general Wessin y
Wessin “devolvieron el golpe contra los constitucionalistas el 25 de abril”. El
28 de abril, los Estados Unidos decidieron intervenir el país con 42 mil
marines dado el control de los constitucionalistas de la situación, y debido a que
los yanquis tenían la firme creencia de que los comunistas lideraban el
proceso, y ellos no querían permitir “otra Cuba”. Se calculan en más de 3 mil
los muertos. Los constitucionalistas con el coronel Francis Caamaño en la
Presidencia de la República desde el 4 de mayo se mantuvieron firmes, pese a
las presiones de los EE UU, la OEA, y las fuerzas interventoras, hasta que el 3
de septiembre de 1965 tras varios meses de negaciones firmaron el Acta Institucional, que puso fin a la
guerra y pasó a formarse un gobierno provisional dirigido por Héctor García
Godoy, para convocar a elecciones en 1966.
¡Gloria eterna a los caídos en defensa de la
Patria y la soberanía!
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