Por Jesús Méndez Jiminián
“El sol se estaba poniendo. Para darse más confianza el viejo recordó aquella vez, cuando, en la taberna de Casablanca, había pulseado con el gran negro de Cienfuegos que era el hombre más fuerte de los muelles. Habían estado un día y una noche con sus codos sobre una raya de tiza en la mesa y los antebrazos verticales, y las manos agarradas. Cada uno trataba de bajar la mano del otro hasta la mesa. Se hicieron muchas apuestas y la gente entraba y salía del local bajo las luces de kerosenes, y él miraba al brazo y la mano del negro y a la cara del negro. Cambiaban de árbitro cada cuatro horas, después de las primeras ocho, para que los árbitros pudieran dormir”.
Ernest Hemingway en “El Viejo y el Mar”
¿Qué tuvieron en común Ernest Hemingway y Juan Bosch?
Hasta ahora, que sepamos, Hemingway y Bosch no se conocieron en los trabajos organizativos de la expedición armada de Cayo Confites (1947), en la que ambos participaron y cuyo propósito era llegar a tierras dominicanas desde Cuba, y derrocar a la tiranía de Rafael L. Trujillo, que en ese entonces tenía más de tres lustros.
Lo que sabemos es, que Bosch a inicios de los años 80 del siglo pasado, declaró que mantuvo una amistad fugaz con el destacado novelista norteamericana “debido a sus paralelas ocupaciones”. Pues, como conocemos, Bosch durante su exilio en La Habana, Cuba, donde había llegado en 1939, se dedicó a tiempo completo a dos de sus grandes pasiones: la política y la literatura.
Y sobre la primera, había llegado prácticamente de manera fortuita, pues, apenas había pisado suelo cubano fue absorbido por algunos de sus compañeros de exilio en tales actividades. Ya en el campo literario tenía algunas publicaciones; y en 1938, estando en Puerto Rico había trabajado en las obras del eximio patriota Eugenio María de Hostos y Bonilla.
Juan Bosch |
Tanto Hemingway como Bosch se dedicaron al género del cuento y de la novela. Tenían ambos similares inquietudes políticas; y además, una verdadera pasión revolucionaria por cambiar el rumbo de muchas cosas del mundo en que les tocó vivir.
Hemingway y Bosch escribieron, por su lado, dos cuentos que según algunos críticos literarios guardan mucha coincidencia. El doctor Joaquín Balaguer, escritor y político dominicano, fue lejos en su apreciación respecto a los cuentos “El viejo y el mar” del laureado escritor norteamericano, y a “Rumbo al puerto de origen” de Bosch, argumentando la notable coincidencia de ambos trabajos.
El Doctor Balaguer con relación a ambos cuentos, llegó a opinar, en una entrevista que le hicieron, lo siguiente:
“Los cuentos de Bosch son cuentos de primera categoría, de primera clase. Inclusive hay algunos de él que han sido hasta plagiados por escritores eminentes. Hay uno que fue copiado – dijo el doctor Balaguer – por el escritor norteamericano Hemingway. Una vez - prosiguió señalando – hablaba yo con el ex - presidente de Costa Rica, Figueres, y hacíamos precisamente, alusión a la coincidencia que había entre el trabajo de Hemingway y el de Juan Bosch”.
Posteriormente, Bosch con la gran honestidad que le caracterizó durante toda su vida, negó, lo dicho por el doctor Balaguer, de que se trataba de un plagio aquello y que sólo había tal coincidencia. Y señaló, lo que a continuación copiamos:
“Me parece que la palabra justa la dijo el Dr. Balaguer - indicó Bosch -: coincidencia. Es verdad que ´El viejo y el mar´ de Ernest Hemingway tiene algo en común con mi cuento ´Rumbo al puerto de origen´ en el tema, no en el estilo; pero eso se explica porque los dos éramos pescadores, o tal vez sería mejor decir que él era un pescador de concursos internacionales donde quiera que corría el pez espada, más conocido por su nombre inglés de bluemarlin, y yo era un pescador aficionado anónimo, pero los dos pescábamos en las mismas aguas, él cerca de La Habana hacia el Este y yo también cerca pero hacia el Oeste, y en ciertas ocasiones entre Batabanó e Isla de Pinos, esto es – dice Bosch -, por la costa sur de la provincia de La Habana. Tal vez eso explique que él conociera a un pescador cubano viejo, que fue el personaje de su libro, y yo conociera a Juan de la Paz, que es el personaje de ´Rumbo al puerto de origen´; y no es nada raro que dos cubanos se parezcan en su manera de enfrentar la vida. Tampoco es nada raro que un episodio ocurrido aquí y ahora se parezca a otro ocurrido en un país lejano hace tiempo. Por ejemplo – continúa señalando Bosch -, mi cuento ´Fragata´ se parece mucho a ´Bola de Sebo´ de Guy de Maupassant, porque ´Fragata´, una joven de La Vega que vivía frente a casa cuando yo era un niño, a quien llamaban por mal nombre no de Fragata sino de Mariguana, se parecía a la protagonista del cuento de Maupassant no sólo en que era muy gorda – en realidad, obesa – y prostituta, sino también en que tenía sentimientos muy finos. Por eso cuando se publicó ´Fragata´ en Cuba yo le puse una llamada al pie en la que decía que ese cuento era un homenaje que la vida le había hecho a Guy de Maupassant en una isla del Trópico. Por lo demás, Hemingway trabajaba sus cuentos y sus novelas muy cuidadosamente y por esa razón tardaba años en escribir un libro, y entre la publicación de ´Rumbo al puerto de origen´ y la de ´El viejo y el mar´ no pasó tanto tiempo, lo que es un indicio para pensar que cuando salió mi cuento ya que el suyo estaba concebido y tal vez escrito en gran parte”.
Al hacer referencia a sus relaciones amistosas con Hemingway, Bosch expresó, lo que a continuación copiamos:
“Sí las mantuvimos (las relaciones de amistad, n. de j.m.j.) pero no prolongadas por dos razones; una que Hemingway viajaba mucho, sobre todo en expediciones de pezca y de caza que lo llevaban lejos de Cuba, algunas veces hasta el África; la otra, que era adicto al daiquirí, un trago cubano que tiene entre sus componentes el ron Bacardí, y yo no lo acompañaba en ese vicio. La mayor parte de las veces nos veíamos en un restaurant muy conocido (en la Habana, n. de j.m.j.) llamado el Floridita que estaba cerca del lugar donde yo vivía y por esa razón tenía que pasar por su acera, y si Hemingway estaba bebiendo, lo que hacía siempre de pie ante el mostrador, me llamaba y charlábamos, casi nunca de literatura sino sobre todo de amigos comunes. Cuando escribió – dice Bosch - ´El viejo y el mar´ hacía tiempo que no nos veíamos porque yo me había mudado y por tanto no tenía que pasar todos los días a medio día por las puertas del Floridita”.
El Floridita continúa dando sus servicios en La Habana; la última vez que tuve la oportunidad de estar en La Habana Vieja (2008) estuve allí. Vi al Hemingway esculpido como si estuviese “vivo” dando órdenes a los mozos, para que le trajesen otro daiquirí. ¡Ah, y algo que no podemos dejar de señalar! y es que, Hemingway cuando leía la prensa cubana o algún libro de la época, se enfurecía si alguien lo molestaba o trataba de distraerlo, y hasta los puñetazos se iba con el que interrumpía su lectura “concentrada”.
Muchas veces tuvieron los mozos el “trabajo” de intervenir para separar al gigantón Ernest Hemingway, que usualmente iba vestido de pantalón corto y poloshirt y sandalias, de algún inquilino, que en el Floridita osaba de distraer su atención. Las peleas de él con algunos parroquianos fueron muchas. ¡Y hasta botellazos! hubo, me contaron algunos mozos que todavía recuerdan al viejo Ernest.
Heminway y Spencer Tracy en la Barra del Floridita, en 1955 |
Hemingway, además del Floridita, era aficionado a otros lugares muy famosos hoy día, en La Habana, por los tragos y la excelente comida que en ellos sirven, todos los cuales, tuve la dicha de visitar durante mi última estadía en La Habana. Andaba yo, pues, siguiéndole los pasos a Hemingway en sus continuas andanzas y borracheras habaneras.
Esos lugares son: La bodeguita del medio, muy famoso también por los tragos, y donde hoy día pueden verse fotos gigantescas de Hemingway y otras grandes figuras del arte y la literatura cubana y universal. Pero, también hay un excelente lugar en La Habana Vieja famoso por su deliciosa comida española: El Zaragozana, hoy completamente remodelado.
Hemingway, me cuentan, visitaba aquel lugar cuando tenía en Finca Vigía, su mansión en las afueras de La Habana, en San Francisco de Paula, a invitados especiales. Grandes figuras como Spencer Tracy, Humprhey Bogart, Adriana Ivancich y su familia, Fred Zinneman, entre otros, desfilaron con Hemingway por aquel lugar.
Heminway y un grupo de amigos en su Finca Vigia de Cuba |
Pero, volvamos nuevamente a la relación de amistad de Hemingway y Bosch. Con relación a la figura de Hemingway, y su valoración como escritor, Bosch señaló su parecer indicando lo siguiente:
“Ernest Hemingway fue un escritor extraordinario y un cuentista de primera línea. Cuidaba y manejaba la palabra – apunta Bosch – como un orfebre trata el material con que está haciendo una joya. Naturalmente, escribía para el lector norteamericano, pero vivía en Cuba, en un lugar llamado San Francisco de Paula, que estaba en las afueras de La Habana, y quería a Cuba con verdadero amor. Su obra – dijo Bosch - es literariamente maravillosa y muy estimulante desde el punto de vista humano (…)”.
Juan Bosch durante su exilio en España |
Hemingway ganó el Premio Nobel de Literatura en 1954 por su obra “El viejo y el mar”. Bosch ganaría la Presidencia de la República Dominicana un año después de que Hemingway se suicidara (1961) y, Trujillo desaparecía del escenario de los tiranos en América, a los cuales tanto él como Hemingway habían combatido toda su vida.
La Habana, Cuba
Julio de 2008.
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